¿Qué es y cómo ayudar a un/a niño/a que la padece? Conoce en qué consiste este trastorno del lenguaje con difícil diagnóstico.
¿QUÉ ES LA DISFASIA?
La disfasia, también conocida como trastorno específico del lenguaje, TEL (Specific Language Impairment, SLI), es un trastorno en la adquisición del lenguaje oral, originada por una lesión en las áreas del cerebro específicas del lenguaje.
Forma parte de los trastornos específicos del aprendizaje y, a pesar de ser poco conocida, afecta a 1 niño/a de cada 100, siendo tres veces más común en niños que en niñas. Está reconocida como una discapacidad y los/as niños/as que la poseen adquieren el lenguaje más tarde de lo que deberían. A nivel cronológico, tienen dificultades para memorizar y comprender, así como para estructurar la información que quieren expresar.
SÍNTOMAS DE LA DISFASIA
Los síntomas más frecuentes se suelen observar en la expresión y comprensión del lenguaje:
En la expresión:
- La aparición de las primeras palabras se produce con mucho retraso.
- La forma de comunicarse es pobre y tienen dificultades para adaptarse a la persona que les habla.
- Omiten elementos gramaticales relevantes a la hora de organizar una frase que desean expresar.
- Existe pobreza de vocabulario.
- Su nivel de expresión se considera muy bajo. Apenas se expresan y cuando lo hacen son emisiones pobres y en su mayoría sin sentido
- Pueden demostrar pocas intenciones de comunicarse con los demás.
- Presentan dificultad para emplear los pronombres personales más allá de los 4 años.
- El orden de sus frases y palabras se va a regir por el pensamiento que las ha creado, llegando muchas veces a ser jerga propia del niño.
- Tienen problemas para estructurar sintácticamente las oraciones, lo que se denomina agramatismo.
- No emplean las partículas que relacionan unas frases con otras, como, por ejemplo, las preposiciones o conjunciones.
- Emplean los verbos en forma atemporal: con infinitivos y perífrasis verbales.
- No emplean el lenguaje con una función concreta.
- Presentan dificultad al emitir palabras o unir los sonidos.
En la comprensión:
- En ocasiones pueden parecer niños sordos como consecuencia de la alteración que sufren de la comprensión.
- Presentan más dificultades que los niños con retraso del lenguaje.
- Tienen dificultad para recordar y repetir frases largas.
- Apenas existe comprensión sobre información abstracta, espacial y temporal.
- La comprensión de las propiedades y usos de los objetos se ve afectada.
- Repiten palabras sin saber su significado.
- Tienen dificultades a la hora de sintetizar una historia que les han contado con anterioridad.
- Pueden llegar a no presentar ningún tipo de estímulo verbal, siendo considerada esta situación como sordera verbal.
- Presentan dificultades al aprender de una lectura.
Con frecuencia suelen presentar otros síntomas asociados, tales como:
- Alteraciones en el ritmo
- Dificultades para realizar los movimientos que permiten la articulación de los fonemas, conocidas como praxias orofaciales.
- Retraso en el razonamiento lógico.
- Dificultades psicomotoras
- Trastornos psicoafectivos, produciéndose alteraciones en su equilibrio afectivo, pudiéndose dar baja autoestima y ansiedad en ciertas situaciones.
- Déficit de atención e hiperactividad.
- Tienden a confundir unos sonidos con otros o a no identificar determinados sonidos que deberían ser familiares para el niño/a, derivando estos problemas en la discriminación auditiva.
- Dificultades en su desarrollo cognitivo relacionado con el pensamiento y el lenguaje.
- Alteraciones en la memoria auditiva, es decir, en la capacidad que tiene el niño/a para retener y reproducir una serie de números o palabras que le han dicho previamente de forma verbal.
TIPOS DE DISFASIA
DISFASIA RECEPTIVA
También conocida como “sordera verbal”, se caracteriza por tener una comprensión del lenguaje limitada, se posee un Coeficiente Intelectual normal o con ligero retraso, la audición puede ser normal o puede estar levemente afectada. El niño/a, puede presentar un trastorno fonológico, lo cual puede producir un desarrollo limitado de la expresión, realizando asociaciones verbales limitadas; les cuesta evocar objetos.
Un ejemplo de un niño/a que posee este tipo de trastorno del lenguaje es aquel que tiene un discurso incoherente, con repeticiones y cuyo vocabulario es bastante pobre.
DISFASIA DE SINTAXIS
Los/as niños/as que la padecen tienen dificultades para estructurar las frases, hablan de manera telegráfica, de tal modo que sus frases son cortas y emplean palabras sueltas.
DISFASIA EXPRESIVA
Se caracteriza por una incapacidad para imitar las palabras, poseen una capacidad limitada para imitar los fonemas y existe un lenguaje espontáneo y pobre. La audición, inteligencia y comprensión del lenguaje estaría dentro de los límites normales, sin embargo, la programación y realización de palabras se ve afectada.
En un niño/a con esta disfasia, se observa como comprende adecuadamente, pero le resulta difícil expresar sus ideas con palabras, no las encuentra y a menudo emplea palabras de relleno.
CAUSAS
Es muy difícil en la mayoría de casos saber cuál es el motivo que ha desencadenado la disfasia, lo que sí se sabe es que las lesiones cerebrales pueden influir. En ciertos niños/as, puede estar relacionada con falta de oxígeno al nacer, traumatismo craneoencefálico en el momento del parto, enfermedades infecciosas como la meningitis, por ejemplo, que afectan al sistema nervioso central.
Otros elementos que pueden hacer que la disfasia se desencadene o se agrave es un mal ambiente familiar o periodos largos de hospitalización.
CONSECUENCIAS
Como resultado de las dificultades que presenta esta enfermedad, el niño puede aislarse socialmente, su nivel académico se puede ver afectado y se pueden desencadenar trastornos psicológicos.
En cuanto al aislamiento social que puede sufrir un/a niño/a con disfasia, se origina como consecuencia de la incapacidad del menor para expresarse y comprender de un modo adecuado. Le supone un gran esfuerzo conseguir integrarse dado que no habla y no entiende como lo hacen los/as niños/as de su misma edad. Además, hay que tener especial cuidado con los diagnósticos que se realizan, dado que, como resultado de los síntomas explicados previamente, los especialistas pueden diagnosticar erróneamente que el/la niño/a tenga sordera, autismo, retraso en el desarrollo del lenguaje, etc.
También va a afectar al nivel académico, los niños con esta enfermedad suelen obtener en la lectoescritura y en los aprendizajes básicos notas muy bajas.
Para terminar, los niños pueden verse afectados por esta enfermedad a nivel psicológico, teniendo problemas en las relaciones afectivas, problemas emocionales, ansiedad, autoestima baja y alteraciones en su carácter.
¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A UN/A NIÑO/A CON DISFASIA?
Como padres es muy importante el comportamiento que se tiene de cara a la disfasia y a su hijo/a, es por ello que no se debe deambular por diferentes profesionales para encontrar la respuesta que desean escuchar. El diagnóstico de disfasia en un hijo/a es muy duro, y es comprensible la angustia y que cueste asimilar la noticia y las implicaciones de ella, pero no hay que olvidar que cuanto antes se afronte, antes se podrá comenzar a trabajar y a ayudar al niño/a. Esperar que algún profesional nos pueda dar una respuesta alternativa solo hace que el tiempo siga pasando y nos olvidemos de lo realmente importante: su hijo/a y el poder ayudarle.
Para ello, para poder facilitar en la medida de lo posible su evolución, es importante que se trabaje de forma constante con el profesional o profesionales que le atienden. Esta interacción debe darse siguiendo las pautas que dicte el/la profesional, donde se indicará, entre otras cosas, los objetivos a corto y a medio plazo. Además, es importante que se refuercen ciertas prácticas que el/la terapeuta realiza en las sesiones con su hijo/a, por lo que es de gran relevancia que se trabaje en conjunto y coordinados.
Por otro lado, se debe recordar que su hijo/a no tiene ni problemas motores graves, ni problemas intelectuales, de tal modo que pueden desarrollarse de un modo normal, pueden ayudar en casa, vestirse solos, etc. Es por ello que, no se debe fomentar la dependencia del niño, es muy importante reforzar e incrementar la independencia, lo cual será clave para su futuro y maduración.
Además, es muy importante observar al niño/a y sus inquietudes, si cree que su hijo/a puede o tiene ganas de practicar algún deporte, o de pintar, o de realizar actividades culturales etc., entonces dele la oportunidad de que lo pueda hacer. Es muy importante que no se pongan barreras y que se fomente su evolución en todas las áreas.
Para acabar, destacar que la salud de la familia en una situación así se ve afectada, lo cual es absolutamente esperable. Es una situación compleja y novedosa que despierta numerosas emociones de preocupación, tristeza y angustia, entre otras. Por ello, es importante que los padres y familiares sepan que esas emociones no son malas y que se deben compartir con otras personas o profesionales, sobre todo cuando esas emociones comienzan a ocupar mucho espacio en el día.
Una familia saludable permite un afrontamiento mucho más positivo de la nueva situación. Es muy importante conseguir una estabilidad emocional y mayor comunicación entre todos los miembros, expresar las preocupaciones y, en definitiva, no desatender el grupo familiar, porque cada uno tiene sus necesidades y requerimientos que deben ser cubiertos.